
TERUEL!, pues claro que existe.
8 de Diciembre de 2007
Me levanto temprano pero muy contenta ya que voy a Teruel a pasar este día festivo junto a mí querida hermana el día de su cumpleaños, después de un paso “gélido” por la Intermodal de Zaragoza, subo a un autobús no menos “gélido” que me conduce a Montalbán (Cuencas Mineras), donde me están esperando.
Después de varios cafés para ver si entro en calor nos disponemos a iniciar la expedición a Teruel capital, por la carretera mis estupendos guías me van explicando lo que vemos a nuestro paso, un buen número de estaciones de tren abandonadas a su suerte y me llama poderosamente la atención un puente que se construyó también para que el tren pasará por allí, con una escultura de hierro muy chula de una máquina de tren en el lugar que imagino deberían estar las vías, pero claro “ese es el tren que nunca llegó”, la línea Teruel-Utrillas-Zaragoza.
Llegamos a Teruel, empezamos dando una vuelta por El Óvalo, muy bonito con su torre mudéjar y esa especie de esculturas-farolillos en hierro con el Dragón de San Jorge culminando los pilares, vamos dando un paseo hacia el casco histórico donde ya se empiezan a ver las torres mudéjares que tanto me gustan a un lado y a otro, preciosas las tres casas modernistas de Pablo Monguió: La Casa del Torico (Plaza del Torico), La Casa la Madrileña, una preciosa casa como sacada de un cuento (Plaza Carlos Castell) y la Casa Ferrán con un mirador achaflanado precioso (chaflán entre C/Nueva, C/Laureño y C/Salvador).
Parada y fonda nunca mejor dicho, un refrigerio en la “Fonda el Tozal” en Plaza Rincón, nº 5, seguramente la más antigua de Teruel, un sitio precioso que te transporta nada más entrar a la época medieval, con un altillo acristalado que contiene un montón de aperos de labranza y de utensilios antiguos cuidados con mimo, te puedes imaginar tomando un café con el capitán Alatriste de haber pasado éste por Teruel o con Diego Juan Martínez de Marcilla que murió de enamorado, según cuenta la leyenda (esperando eternamente a su amada Isabel de Segura ), esta Fonda también es sede oficial del Festival Ritmo y Blues en Aragón y del Festival de Jazz de Teruel, además de organizar conciertos periódicamente, muy bonitas y curiosas las hojas de huéspedes que tienen enmarcadas en las paredes, los diferentes hospedajes en las distintas épocas en este noble sitio.
Y sin darnos cuenta nos plantamos en la hora de la comida…, Carlos y Olga han elegido para éste día especial el restaurante Yain en la Plaza Judería, nº 9, y desde luego es un sitio especial, el restaurante precioso, una mezcla de zen-moderno muy acogedor, la música, el trato, los detalles … y la comida, que decir de la comida: excelente, regada con un Ventus de Cretas (Bajo Aragón.-Matarraña), desde luego un sitio para repetir…, Carlos todavía debe andar enfadado porque no pudo acabarse su postre.
Me gustaría quedarme un rato más…, o unos días mas…, descubrir muchas más cosas, dar algún otro paseo por esa mágica Judería, con sus callejuelas estrechísimas que evocan tiempos pasados, pero Tuca está en casita esperándonos y no es plan, también ella está de cumpleaños, pero volveré, eso segurico, a una ciudad mágica y preciosa y sobre todo llena de vida y de calor, no calor atmosférico…, un calor exactamente en el extremo opuesto de la “intermodal Zaragozana”.
Muchísimas gracias a Carlos y Olga por este estupendo día.
Gema
8 de Diciembre de 2007
Me levanto temprano pero muy contenta ya que voy a Teruel a pasar este día festivo junto a mí querida hermana el día de su cumpleaños, después de un paso “gélido” por la Intermodal de Zaragoza, subo a un autobús no menos “gélido” que me conduce a Montalbán (Cuencas Mineras), donde me están esperando.
Después de varios cafés para ver si entro en calor nos disponemos a iniciar la expedición a Teruel capital, por la carretera mis estupendos guías me van explicando lo que vemos a nuestro paso, un buen número de estaciones de tren abandonadas a su suerte y me llama poderosamente la atención un puente que se construyó también para que el tren pasará por allí, con una escultura de hierro muy chula de una máquina de tren en el lugar que imagino deberían estar las vías, pero claro “ese es el tren que nunca llegó”, la línea Teruel-Utrillas-Zaragoza.
Llegamos a Teruel, empezamos dando una vuelta por El Óvalo, muy bonito con su torre mudéjar y esa especie de esculturas-farolillos en hierro con el Dragón de San Jorge culminando los pilares, vamos dando un paseo hacia el casco histórico donde ya se empiezan a ver las torres mudéjares que tanto me gustan a un lado y a otro, preciosas las tres casas modernistas de Pablo Monguió: La Casa del Torico (Plaza del Torico), La Casa la Madrileña, una preciosa casa como sacada de un cuento (Plaza Carlos Castell) y la Casa Ferrán con un mirador achaflanado precioso (chaflán entre C/Nueva, C/Laureño y C/Salvador).
Parada y fonda nunca mejor dicho, un refrigerio en la “Fonda el Tozal” en Plaza Rincón, nº 5, seguramente la más antigua de Teruel, un sitio precioso que te transporta nada más entrar a la época medieval, con un altillo acristalado que contiene un montón de aperos de labranza y de utensilios antiguos cuidados con mimo, te puedes imaginar tomando un café con el capitán Alatriste de haber pasado éste por Teruel o con Diego Juan Martínez de Marcilla que murió de enamorado, según cuenta la leyenda (esperando eternamente a su amada Isabel de Segura ), esta Fonda también es sede oficial del Festival Ritmo y Blues en Aragón y del Festival de Jazz de Teruel, además de organizar conciertos periódicamente, muy bonitas y curiosas las hojas de huéspedes que tienen enmarcadas en las paredes, los diferentes hospedajes en las distintas épocas en este noble sitio.
Y sin darnos cuenta nos plantamos en la hora de la comida…, Carlos y Olga han elegido para éste día especial el restaurante Yain en la Plaza Judería, nº 9, y desde luego es un sitio especial, el restaurante precioso, una mezcla de zen-moderno muy acogedor, la música, el trato, los detalles … y la comida, que decir de la comida: excelente, regada con un Ventus de Cretas (Bajo Aragón.-Matarraña), desde luego un sitio para repetir…, Carlos todavía debe andar enfadado porque no pudo acabarse su postre.
Me gustaría quedarme un rato más…, o unos días mas…, descubrir muchas más cosas, dar algún otro paseo por esa mágica Judería, con sus callejuelas estrechísimas que evocan tiempos pasados, pero Tuca está en casita esperándonos y no es plan, también ella está de cumpleaños, pero volveré, eso segurico, a una ciudad mágica y preciosa y sobre todo llena de vida y de calor, no calor atmosférico…, un calor exactamente en el extremo opuesto de la “intermodal Zaragozana”.
Muchísimas gracias a Carlos y Olga por este estupendo día.
Gema
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