Las barricas aportan diferentes matices tanto olfativos, como gustativos al vino, que adopta toques afrutados, de madera o de vainilla dependiendo del tipo de recipiente. La fase de tostado de estos contenedores es clave para dotar a los caldos de las características deseadas. Una técnica tradicionalmente manual, que dependía de la fuerza del fuego y del tiempo que se empleaba en quemar las duelas –los listones que forman las barricas– y donde ahora comienzan a entrar las nuevas tecnologías. Rivercap, un grupo empresarial dedicado a la industria del auxiliar de este producto y situado en la región vinícola de La Rioja, ha desarrollado y patentado una técnica automática para el tostado de barricas. “Se trata de una investigación reciente, que permite ajustar de forma automática las curvas de tiempo y temperatura que controlan esta fase. Así, es posible establecer parámetros definidos y, por tanto, desarrollar diferentes perfiles de barricas que se ajusten a las necesidades del cliente”, explica Enrique Echepare, presidente de Rivercap. El directivo apunta que “con el mismo roble –material con el que fabrican estos recipientes– es posible aportar diferentes aspectos de aroma y sabor al vino. La clave radica en la evolución del tostado”. Una de las formas para conseguir que un caldo obtenga unas características concretas consiste en mezclar los vinos producidos en varias cubas. Echepare asegura que “normalmente, los productores cuentan con varios proveedores para así tener diferentes variedades de barricas. Nosotros les ofrecemos perfiles diferenciados y perfectamente controlados para que así puedan conseguir un producto que se ajuste a su gusto”.
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